jueves, 23 de febrero de 2017

MARRAKECH.

¡¡BUENOS DÍAS!!
Sin más, el post de hoy va dirigido enterito a Marrakech. Ciudad apasionante, colorida, llena de contraste y con habitantes de lo más amables. Llegamos a este pequeño paraíso el viernes noche y no tuvimos más tiempo que cenar en el Riad Ka (nuestro palacio particular durante tres días)... como veréis en las fotos es un hotel muy estilo árabe, pero a la vez muy moderno. No pudimos estar más encantados con nuestra elección; además el trato no puedo ser mejor.
A la mañana siguiente y tras un dulce desayuno nos pasamos todo el día descansando en la piscina y tomando el sol. ¡¡Es puro lujo poder ponerte el bañador en pleno mes de febrero!! Por la tarde tocaba pasear por la ciudad, en plan toma de contacto por la plaza Jemma el Fna y como no, el Zoco, ese lugar donde perderse durante horas, empaparse de aromas de comida, especias, ese té moruno tan rico... La cena fue en un restaurante de la plaza y base de cuscús y tajín, un estofado de pollo o cordero en recipiente de barro para chuparse los dedos.
El domingo como no acompañaba el tiempo nos propusimos ver todo lo que Marrakech tenía que ofrecernos, Mezquita Kutubía, sólo por fuera, porque a los no creyentes no nos dejan ni asomarnos, eso si, si tienes suerte y están en horario de rezo las puertas las mantienen abiertas y puedes olisquear un poco. Tumbas Saadíes, palacio El Badi y palacio de la Bahía. Mi opinión sobre todos los monumentos es muy buena, tal vez no sorprendente ya que al ser andaluza no hubo nada que me sorprendiera. Ser sevillana y nacer a los pies de La Giralda y de el Alcázar, de pasear casi a diario por el barrio de Santa Cruz y sin hablar de la Mezquita de Córdoba o de la Alhambra de Granada. Pero en sí la visita merece mucho más que la pena. Además creo que es la época ideal para visitar esta ciudad, ya que, aunque por la noche hace frío, durante el día la temperatura es ideal para pasear sin sufrir los 45 grados de la primavera o el verano.
La cena fue en un restaurante que nos recomendaron unos amigos, Le Foundouk, donde tienes un ambiente europeo pero con todo el encanto de Marrakech. ¡¡Hasta mi permití el lujo de tomarme un vino blanco!!
Y el lunes tuvimos toda la mañana para pasear por los jardines Majorelle y como no la Madrasa de Ben Youssef. Y terminar el viaje tomando un té en el maravilloso hotel La Mamounia. ¡¡Me hubiera quedado allí a vivir!! ¡¡eso si que era vivir en las mil y una noches!!
Creo que no me dejo nada por nombrar, el Palmeral no lo vimos aunque no teníamos ni intención de ir, nos dijeron que no merecía la pena, pero siempre es una excusa dejarse cosas por ver para poder volver.
¡¡No me enrollo más y os dejo con las fotos que son unas poquitas!!
De corazón espero os guste el post y pueda transmitiros toda esa magia y belleza que nosotros sentimos.
MUAHHHHHHHHHHHHHHHHH.

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